viernes, 21 de enero de 2011

Su vestido lila, daba una impresión de niña buena, pero sus ojos decían lo contrario, mientras caminaba todos la miraban con dulzura a pesar de no saber su verdaderas intenciones. Se dirigía a un lugar determinado y nadie ni nada podría distraerla en su camino, sus ojos eran fijos, no se moverían aunque un manatí con alas pasara sobre su cabeza, sus manos y piernas eran rígidas, hasta el momento en que toqué su hombro tratando de tener su atención, cuando mi dedo toco su hombro su cara se volteó con unos ojos rojos y su boca se mostró como si gritara, pero de su boca ni un sonido salía.

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